jueves, 31 de mayo de 2012

Despidan a esos desgraciados

jack green
¡Despidan a esos desgraciados!
Alpha Decay, 2012. 205 páginas.
Traducción de Rubén Martín Giráldez. Prólogo de José Luis Amores.
ISBN 978-84-92837-27-4

En nuestro sistema editorial, en el que cada semana las novedades de las editoriales desplazan de las mesas de las librerías las novedades de la semana anterior, la crítica literaria y las reseñas en suplementos de diarios y revistas especializadas pueden guiar al lector sobre qué libro leer o comprar de entre la inmensa oferta existente. Es fácil entender, por tanto, que los escritores sean renuentes a criticar los sesgos y las deficiencias de este sistema. Sólo desde una posición de éxito contrastado de crítica y público, o desde los márgenes del sistema, es posible enfrentarse a los críticos sin demasiadas pérdidas. Un ejemplo de crítica desde la cumbre es el Opiniones contundentes de Vladimir Nabokov. ¡Despidan a esos desgraciados! representa la oposición desde el margen.

¡Despidan a esos desgraciados! es una compilación de los artículos que publicó jack green en el fanzine newspaper sobre la recepción crítica de Los Reconocimientos, de William Gaddis. jack green se centra en cómo recibió la crítica americana de la época de una novela que luego fue reconocida como obra maestra de la literatura americana de los años cincuenta.

Los reseñistas, como cualquier otro evaluador, son sospechosos de dos faltas: connivencia con grupos editoriales, que buscan la crítica favorable cooptando al crítico, y de no hacer su trabajo con diligencia. Los dardos de jack green van en la segunda dirección. En una serie de divertidos artículos, aporta pruebas de que al afrontar la lectura de un libro demasiado largo y complejo les lleva a no tomar partido con demasiado entusiasmo, despachándolo con lugares comunes, a copiar descaradamente críticas de otros o a basarse más en la descripción de la faja del libro que en el contenido. Otra acusación, que es el argumento central del libro de Nabokov, es guiar la crítica con razones morales (una obra debería "mostrar compasión" por los personajes, o transmitir un "mensaje moral" al lector).

Creo que ya he dicho que el libro es muy divertido, y que lo disfrutarán los interesados en la edición y en la crítica literaria. Sería interesante un libro sobre cómo las editoriales intentan influir sobre el sufrido reseñista. Este libro, sin embargo, deberá ser escrito desde dentro del sistema. Y será o bien póstumo, o con pseudónimo.

lunes, 28 de mayo de 2012

La novela del dictador

François Duvalier, Papa Doc

En una presentación de Tirano Banderas, de Valle Inclán, Eduardo Mendoza apunta que esta novela fue una de las iniciadoras de todo un subgénero literario genuinamente latinoamericano: la novela del dictador. En La Vanguardia de hoy, la reedición de Amor, ira y locura, la trilogía de la haitiana Marie Veux-Chauvet sobre Papa Doc, permite a Domingo Marchena realizar un inventario de las novelas de este género:

  • 1845: Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento
  • 1926: Tirano Banderas, de Ramón María del Valle Inclán
  • 1946: El señor presidente, de Miguel Ángel Asturias
  • 1958: Muertes de perro, de Francisco Ayala
  • 1974: El recurso del método, de Alejo Carpentier
  • 1974: Yo el supremo, de Augusto Roa Bastos
  • 1975: El otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez
  • 1976: Oficio de difuntos, de Arturo Uslar Pietri
  • 2000: La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa

Como ven, la lista es larga, como larga fue la nómina de servidores del Departamento de Estado que actuaron como jefes de Estado en Latinoamérica en el siglo XX, lucrándose y vigilando el patio trasero. Curiosamente la nómina de dictadores africanos dio lugar a una obra literaria menos extensa. Tenemos El Emperador, de Kapuscinski, sobre el emperador Haile Selassie y Pallassos i monstres, de Sànchez Piñol, un poco sobre todos ellos. Idi Amin, el emperador Jean-Bedel Bokassa o Francisco Macías Nguema merecerían una novela, si no fuera porque sus actos fueron demasiado crueles como para resultar creíbles.

Referencias

Marchena, Domingo. Haití, una gran tragedia americana. La Vanguardia, 28/V/2012.

martes, 22 de mayo de 2012

Cuándo está acabada una obra

La conclusión del Ensayo sobre Cioran, la tesis doctoral de Fernando Savater, es una cita de De l'anecdote à l'Insondable, del mismo Cioran:

Una obra está acabada cuando no puede ya ser mejorada, aunque se sepa insuficiente e incompleta. Se está tan exageradamente fatigado de ella que ya no se tiene el valor de añadirle ni una sola coma, aunque fuese indispensable. Lo que decide el grado de acabado de una obra no es en absoluto ninguna exigencia del arte o de la verdad, es la fatiga y, aún más, el asco.

Referencia

Fernando Savater. Ensayo sobre Cioran. Espasa Calpe, Colección Austral número 288. 1992, 186 páginas.

domingo, 13 de mayo de 2012

El enredo de la bolsa y la vida

Eduardo Mendoza
El enredo de la bolsa y la vida
Seix Barral, Biblioteca Breve, 2012. 269 páginas.
ISBN 978-84-322-1000-6

Esta novela pertenece al ciclo del detective loco de Eduardo Mendoza. Hasta ahora, este ciclo incluye las novelas El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas y La aventura del tocador de señoras. Todas estas son novelas son de argumento policial, lo que las hace muy entretenidas, y de carácter satírico. La acción transcurre en Barcelona, y los personajes son o bien muertos de hambre, como el protagonista, que actúan con extremada educación y hablan con un registro de lenguaje administrativo, y o bien figuras célebres o importantes (grandes financieros, el alcalde de Barcelona, o en este libro la propia Angela Merkel) que son retratados como sinvergüenzas o pazguatos.

Mendoza no olvida que esta novela está escrita en plena crisis del euro. Esto hace que las personalidades sean más sinvergüenzas aún que en otras novelas del ciclo, y que trate con más cariño a los personajes de los bajos fondos. Los lectores habituales del ciclo observarán como Cándida, la hermana del protagonista, es tratada con más consideración (no era muy difícil) que en novelas anteriores.

martes, 8 de mayo de 2012

Stress test

Un test de nivel de estrés sacado de la revista Psychologies, adaptado libremente de Levenstein et al. (1993). Conviene irlo haciendo de vez en cuando. Por si acaso.

En qué medida cada una de las siguientes situaciones ha sido aplicable a ti en los últimos dos años. Responde de manera rápida y espontánea, utilizando la escala de apreciación siguiente:
  1. Casi nunca
  2. A veces
  3. A menudo
  4. Casi siempre
Los ítemes del cuestionario son:
  1. Tienes la sensación de no estar nunca relajado
  2. Siente que se te exige mucho.
  3. Te sientes irritable o cascarrabias.
  4. Tienes la sensación de tener demasiadas cosas que hacer.
  5. Te sientes solo o aislado.
  6. Te encuentras en situaciones de conflicto.
  7. Tienes la sensación de hacer cosas que no te gustan realmente.
  8. Te sientes cansado.
  9. Temes no llegar a alcanzar los objetivos.
  10. Te sientes agitado.
  11. Tienes la impresión de tener que tomar demasiadas decisiones.
  12. Te sientes frustrado.
  13. Te sientes sin energía.
  14. Te sientes tenso.
  15. Tus problemas parecen acumularse.
  16. Te sientes oprimido.
  17. Tienes sensación de inseguridad.
  18. Tienes muchas preocupaciones.
  19. Te parece que los demás te presionan.
  20. Estás desanimado.
  21. Te faltan momentos de placer.
  22. Tienes miedo al futuro.
  23. Tienes la sensación de hacer las cosas por obligación.
  24. Te sientes criticado o juzgado.
  25. Estás triste.
  26. Te sientes al límite psicológicamente.
  27. Te cuesta relajarte.
  28. Te sientes sobrecargado de responsabilidades.
  29. Te falta tiempo para ti.
  30. Te sientes bajo la obligación de plazos que cumplir.
Sumando las puntuaciones de las preguntas, obtendrás tu nivel de estrés:
  • De 30 a 60 puntos: pareces poco afectado por el estrés
  • De 61 a 90 puntos: conoces el estrés y te es útil
  • De 91 a 120 puntos: tu nivel de estrés es elevado y lo sufres
Para una aplicación más precisa técnicamente de este test, puede utilizarse la traducción validada de Sanz-Carrillo et al. (2002). Puede encontrarse otra escala similar, algo más corta, en Cohen et al. (1983).

Referencias

Cohen, S.; Karmarck, T.; Mermelstein, R. (1983). A global measure of perceived stress. Journal of Health and Social Behavior, 24(4):385-396.
Levenstein, S.; Prantera, C.; Varvo, V.; Scribano, M. L.; Berto, E.; Luzi, C.; Andreoli, A. (1993). Development of the perceived stress questionnaire: A new tool for psychosomatic research. Journal of Psychosomatic Research, 37(1):19-32.
Sanz-Carrillo, C.; Garcia-Campayo, J.; Rubio, A. Santed, M. A.; Montoro, M. (2002). Validation of the Spanish version of the Perceived Stress Questionnaire. Journal of Psychosomatic Research, 52:167-172.

jueves, 3 de mayo de 2012

Simiocracia

Aleix Saló
Simiocracia
De Bolsillo, 2012.
ISBN 978-84-9989-697-7

Simiocracia es un ensayo gráfico sobre las causas y las consecuencias de la crisis que actualmente asuela a España, resultado del estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008. El recurso a técnicas de cómic hace que todos podamos comprender las causas de esta crisis, que es presentada como compleja por unos medios de comunicación que quizá sean demasiado dependientes de las estructuras de poder existentes. Cuesta creer, por ejemplo, que nadie haya pedido el cese fulminante del gobernador del Banco de España, el mismo que mientras hacía repetidos llamamientos a la moderación salarial, permitía que bancos y cajas fueran hinchando la burbuja financiera.

Hay, sin embargo, un tema de debate: si se dejó crear y luego hacer estallar esta burbuja de forma intencionada, o bien si ésta fue permitida por una clase política incompetente (hipótesis que defiende el autor y que da título al libro). Es bien conocido que el actual sistema de partidos no promueve precisamente la promoción de los más capaces, y que de manera generalizada se prima la capacidad frente a la fidelidad. Y que la historia nos da múltiples pruebas de la vigencia del principio de Hanlon. Pero no es menos cierto que a río revuelto, ganancia de pescadores. Ya lo decía Joan March: "cada dia neix un beneit, només cal trobar-lo".