lunes, 15 de junio de 2020

Angelus Novus





Klee pintó la acuarela Angelus Novus en 1920, y Benjamin la adquirió en 1921. La guardó primero en el apartamento de Gershom Scholem y Elsa Burchardt, quienes se la enviaron a Berlín a finales de noviembre. Benjamín se la llevó consigo en el exilio,  y sólo cuando tuvo que abandonar París se la confió a Georges Bataille junto con sus documentos. Actualmente se encuentra en el Museo de Israel en Jerusalén. Angelus Novus inspiró la Tesis IX sobre el concepto de Historia:

Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. Representa a un ángel que parece estar a punto de alejarse de algo a lo que está clavada su mirada. Sus ojos están desencajados, la boca abierta, las alas desplegadas. El ángel de la historia tiene que parecérsele. Tiene el rostro vuelto hacia el pasado. Lo que a nosotros se presenta como una cadena de acontecimientos, él lo ve como una catástrofe única que acumula sin cesar ruinas sobre ruinas, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer los fragmentos. Pero desde el paraíso sopla un viento huracanado que se arremolina en sus alas, tan fuerte que el ángel no puede plegarlas. El huracán le empuja irresistiblemente hacia el futuro, al que da la espalda, mientras el cúmulo de ruinas crece hasta el cielo. Eso que nosotros llamamos progreso es ese huracán.

Referencias

El texto de la tesis IX está tomada de http://www.mural-abad.net/castellano/1_1.html. Es la traducción de Reyes Mate, en: Medianoche en la historia. Comentarios a las Tesis de Walter Benjamin Sobre el concepto de historia, Madrid: Trotta, 2006, p. 155.
La información sobre la acuarela está tomada de la edición de Abada de las Obras de Walter Benjamin (libro 1, volumen 2).

domingo, 14 de junio de 2020

La decadencia de la civilización occidental

La contribución de Jordi Llovet a La universidad cercada: testimonios de un naufragio se titula Diálogos estériles y una carta. Relata su desafortunada participación en una comisión promovida por Cristina Garmendía para la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior en la universidad española. Gran parte de la contribución es una carta enviada al Director General de Universidades de la época, Felipe Pétriz, resumiendo sus opiniones al respecto. La carta es impagable, y ella sola justifica la compra del volumen.

Para Jordi Llovet, la universidad ha de ser "una especie de resto medieval-renacentista-ilustrado del prestigio de la aristocracia espiritual y del mérito", en la que han de tener un papel principal los estudios de letras, pues "las enseñanzas de informática, tan en boga, resultan en poca cosa si se comparan con las enseñanzas de la literatura, de la filosofia y aun de la teología". En todo caso, la humanidad va cuesta abajo al menos desde el siglo XIX. Así lo atestiguan dos citas de Jordi Llovet de la correspondencia de Flaubert. Ya en 1872, Flaubert se quejaba amargamente a su amigo Iván Turgéniev en los siguientes términos:
¿Ha leído usted la circular de Simon acerca de la educación pública? El párrafo dedicado a los ejercicios físicos es más largo que el dedicado a la literatura francesa. ¡Dónde iremos a parar!
El que les escribe no puede estar más de acuerdo con el maestro. Pues grande fue su alegría cuando, a llegar a COU, desapareció para siempre la educación física del cuadro de asignaturas. Aunque no sé si compartir la otra opinión de Flaubert que Llovet espiga de su correspondencia:
¡Menudo jaleo ha provocado la industria en el mundo! ¡Qué escandalosa es la máquina! A propósito de la industria, ¿has pensado alguna vez en la cantidad de profesiones idiotas que genera y la cantidad de estupidez que, a la larga, engendrará?
Como cometí el error de estudiar ingeniería industrial, siento ahora remordimientos de conciencia por contribuir a la decadencia de la civilización occidental que se inició, según Jordi Llovet, con la llegada de la Revolución Industrial.