sábado, 15 de marzo de 2014

Sic transit gloria mundi

Lo cuenta Antonio Luque en su libro de Hooligans Ilustrados sobre su afición al Real Betis. Cerca del estadio del Betis, que ha vuelto a tener el nombre de Benito Villamarín, había un quiosco de comida y bebida, de estos que son bien raros de ver en Barcelona. Sucedía que este quisco estaba cerca del edifico de Wintherthur en Sevilla, y que a los dirigentes sevillanos de esta gran corporación de seguros les molestaba la estética del establecimiento. Después de varios intentos infructuosos de comprarlo, acordaron con los propietarios revestirlo de un envoltorio arquitectónico similar al edificio anexo: así el establecimiento tenía dos capas: una externa en armonía con el edificio, dentro de la que se encontraba el quiosco original.

Sería interesante saber si ese quiosco todavía sigue allí. Si fuera cierto, habría sobrevivido a Winterthur, empresa hoy desparecida, adquirida por un competidor. De ser así, este hecho demostraría que no siempre lo más grande perdura, que torres más altas han caído, etcétera.

Brindo este posible tema de crónica a algún columnista sevillano falto de ideas.

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